Antes de estar privado de su libertad, Gabriel “Mambo” acostumbraba a dormir con un arma bajo la almohada. El camino del delito lo llevó a estar preso durante 4 años, tiempo en el que conoció a los Gladiadores de la Unidad 47 de San Martín.

Al recuperar su libertad, realizó prácticas laborales en nuestro programa Entretiempo y ahora trabaja para la empresa Correo Urbano. Esta es su historia:

“Mi vida era un desastre. Yo me crié en una familia que vivía de la delincuencia. De niño vi como mis hermanos llegaban a casa con oro, dólares y coches. Yo vi de dónde sacaban esas cosas. Fui a la escuela hasta 6to grado y a los 13 años comencé a robar. No aprendí a hacer otra cosa que eso.

A los 16 años, en un enfrentamiento con la policía, recibí un tiro en la espalda y me salió por el pulmón. En el hospital no me daban 24 horas de vida, pero logré recuperarme y al mes salí del hospital. Seguí delinquiendo. Tenía 16 años cuando fui privado de mi libertad.

Lo que más me afectó fue la muerte de mis hermanos. Somos ocho: cuatro están muertos y los otros están privados de su libertad. Me pegó muy fuerte eso. Gracias a Dios conocí al rugby, conocí a Lau, a Fede (voluntarios) y a la Fundación.

Con el deporte aprendí muchos valores. El rugby me enseñó a controlar la ira, yo me sacaba toda la bronca en la cancha. Con el rezo del rosario, podía charlar con los voluntarios que te sacaban una sonrisa. Uno estaba amargado y ellos llegaban con una actitud impresionante, te daban un abrazo y escuchaban tus problemas. Gracias a ellos, estoy en el lugar donde estoy.

No hay nada más lindo que estar en libertad, salir a la plaza, comer algo con tu familia, sin que nadie te busque, sin que la policía te busque. A mí me encanta mi trabajo. Tengo unos compañeros que me hablan, que me dicen que no baje los brazos, me alientan a que siga adelante y yo estoy súper contento.

Ahora me levanto a las 5 de la madrugada, me voy a trabajar, llego a mi casa y estoy tranquilo. Mi vida es otra».