Gabriel nació en un barrio marginado, dentro de una familia de pocos recursos, no solo en lo material. A corta dad estuvo expuesto constantemente a la delincuencia y a la droga.

La primera vez que lo detuvieron, tenía tan solo 12 años. Fue enviado a un Instituto de Menores por haber robado un negocio con su hermana mayor. A los 18 años fue condenado a 8 años de prisión por un nuevo robo, pero le unificaron la condena con otro delito que había cometido años atrás. En total, fueron 10 años en prisión.

En la unidad 48 del Penal de San Martín, conoce a los Espartanos y se une al equipo de rugby. Fue capitán durante 5 años, donde desempeñó una capitanía de excelencia e hizo que muchos compañeros se sumaran al equipo. Aprendió valores que transformaron su vida para siempre. Hoy en libertad, vive con su pareja y su hija. Trabaja en Pampa Energía
desde hace más de dos años, donde demuestra un gran desempeño hasta la actualidad.

En sus días libres, visita a los espartanos para ayudarlos a entrenar. Hoy nos deja este lindo testimonio de vida: